MADRID, 7-9 NOVIEMBRE 2024

XVII CONGRESO EC

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SEGUNDA JORNADA DEL XVII CONGRESO “SER, ESTAR, EDUCAR… CON NOMBRE PROPIO”

Escuelas Católicas analiza los desafíos de la educación integral: frustración, atención, salud mental, escucha, familia-escuela y valores

8 de noviembre de 2024

Católicas continúa su curso en Madrid, y el segundo día ha reunido a expertos del ámbito educativo, psicológico y cultural para explorar los fundamentos de una educación enraizada en la frustración, la salud emocional, la atención, la gestión de equipos, la familia o el futuro. Se abordaron aspectos esenciales del “estar”, entendido como la disposición de ser plenamente presente en la relación educativa, y el “educar”, un compromiso que trasciende la transmisión de conocimientos para forjar valores y un sentido de comunidad. 

Victor Amat, psicólogo, psicoterapeuta y “orador Punk” abrió la segunda jornada del congreso con la ponencia “Ser frustrado o estar frustrado”. Con un tono reflexivo y cargado de humor, Amat invitó a los asistentes a explorar el concepto de frustración desde una perspectiva fresca y accesible. Reconocido por su estilo “punk” y su enfoque innovador en la salud mental, el ponente abordó cómo enfrentarse a la frustración en la vida cotidiana, enfatizando la importancia de «surfear» estos momentos en lugar de evadirlos. Para Amat, aceptar la frustración es clave para vivir de manera plena, y en sus palabras, no hay “recetas mágicas”, sino un trabajo consciente para comprender y adaptarse a las adversidades.

Durante la conferencia, cuestionó los conceptos de «normalidad» y los enfoques convencionales hacia las dificultades emocionales, animando a docentes y estudiantes a desapegarse de la idealización de la vida sin problemas. Con un enfoque pragmático y sin adornos, defendió la idea de que la frustración es una emoción natural y que, lejos de evitarla, es fundamental aprender a gestionarla. “Para eso ya estaba la abuela: el pensamiento naif”, comentó con humor, subrayando la necesidad de construir resiliencia en el contexto educativo. Su intervención resaltó la importancia de formar a los estudiantes en herramientas emocionales reales, más allá de soluciones simplistas. Además, propuso un cambio de enfoque en la manera de abordar la salud mental en los colegios que pase por reconocer que no estamos bien cuando así nos sentimos; asumir que las mismas soluciones no funcionan siempre y exigen cambio; trabajar la retórica y la persuasión; reconocer al otro; tener el valor de ser irreverente; e incluso, expresar la negatividad eficiente.

Por su parte, Silvia Álava, especialista en Psicología General Sanitaria y Educativa, abordó la importancia de «estar» en el ámbito educativo. Durante la entrevista, destacó que este acto va más allá de la simple presencia física y se convierte en una toma de consciencia que involucra a docentes, alumnos y directivos. “Estar implica educar con conciencia, reconociendo nuestras emociones y necesidades, así como las de los alumnos», explicó Álava, quien comparó esta conciencia con «pasar de una conducción automática a una manual». Para ella, «estar» también significa ser capaces de “escuchar y sostener emocionalmente a los demás”, una práctica clave en tiempos donde, paradójicamente, nos sentimos más solos que nunca a pesar de estar constantemente conectados a nivel tecnológico. “Sostener al alumno supone que los chicos y chicas sientan que si lo necesitan siempre va a estar alguien para escucharle”, dijo.

Álava alertó sobre la creciente prevalencia de problemas de salud mental entre los adolescentes y la necesidad urgente de un enfoque educativo integral. En la actualidad, el 20% de los adolescentes europeos sufre trastornos mentales, y en España, la situación en las aulas se ve reflejada en trastornos como ansiedad, depresión y conductas autolesivas. «No se trata de alarmar, sino de tomar conciencia para poder actuar», puntualizó. Subrayó también la importancia de cuidar a los docentes, recordando que el 38,4% de ellos presenta síntomas de depresión. “Cuidar de los profesores es esencial para que ellos puedan cuidar a los alumnos; necesitamos crear un modelo de cuidado mutuo dentro de los centros educativos para afrontar estos desafíos”, afirmó.

El publicista y reconocido director creativo, Toni Segarra, afirmó en su intervención que a la hora comunicar es necesario saber quiénes somos y además ser constantes, saber hacia dónde queremos ir. Aseguró que la Iglesia lo ha sabido hacer muy bien, porque lleva 20 siglos comunicando a través de una “campaña de evangelización”. La clave, en su opinión, ha sido que la Iglesia ha pensado a largo plazo, porque “la Iglesia piensa en la eternidad”, porque ha construido, con la cruz, un símbolo que las personas han hecho suya, y porque ha añadido un toque de misterio que en publicidad siempre funciona.

Ante la constancia de que hoy día vivimos en un mundo plagado de mensajes que nos llegan por infinidad de vías, y que la dispersión impera, Segarra añadió la presencia de la inteligencia artificial, que precisa de una forma de comunicar distinta. Para el publicista, el uso de la IA supone una oportunidad y una amenaza, pero considera que la mayoría de las personas la usan de forma positiva, y que la IA “pondrá en valor el ser humano”, además de ayudarnos a descubrir potencialidades del cerebro.

La ponencia de Margarita Álvarez, directora del Human Age Institute y ex presidenta del Instituto Coca-Cola de la Felicidad, giró en torno a la importancia de las relaciones humanas en el ámbito educativo. Álvarez, experta en el estudio de la felicidad y la empatía, invitó a los asistentes a reflexionar sobre cómo conceptos como la humildad, la ilusión, la empatía, la confianza y el agradecimiento son pilares esenciales para fomentar un entorno positivo tanto en las aulas como en el ámbito profesional. Para Álvarez, el crecimiento personal y colectivo surge cuando cultivamos estos valores, creando así un impacto duradero en quienes nos rodean. Su charla estuvo cargada de mensajes inspiradores que recordaron a los docentes el poder transformador de la empatía y la gratitud. “Dar las gracias hackea el sesgo negativo de tu cerebro”, dijo a lo largo de su intervención, Margarita Álvarez también exploró la paradoja del altruismo, que describió como un “egoísmo bien entendido”. Según Álvarez, al cuidar de los demás, nos beneficiamos personalmente, generando una retroalimentación positiva que fortalece los vínculos y mejora el ambiente educativo. Con un enfoque práctico, animó a los asistentes a mantener “la sonrisa y la ilusión” en sus interacciones diarias, destacando cómo estas pequeñas acciones pueden contagiar bienestar. Al concluir, subrayó que, al reconocer y valorar a cada persona con humildad, los educadores contribuyen a construir comunidades educativas basadas en la confianza y el respeto, y recordó que “la felicidad es la paz interior, la satisfacción con nosotros mismos”, concluyó.

Educar en familia y con visión de futuro

Virginia Cagigal, investigadora y terapeuta familiar en la UNINPSI, y Belén Blaco, educadora y pedagoga de la Red de Colegios Marianistas de España, fueron las encargadas de profundizar en el bloque “educar”.

Cagigal habló de la importancia de la educación en el entorno familiar, destacando el rol de los adultos como pilares para el desarrollo saludable de niños y adolescentes. En su presentación, exploró cómo los adultos, al ofrecer cuidados, límites y atención emocional, ayudan a construir una identidad sólida en los jóvenes, desde la niñez hasta la adolescencia, favoreciendo una autorregulación emocional y un sentido de pertenencia teniendo presente que la “identidad siempre se construye en relación”.

También destacó el valor de la alianza entre la familia y la escuela, subrayando cómo ambos entornos pueden colaborar para favorecer el crecimiento integral de los estudiantes, porque “nada de lo que hacemos con nuestros alumnos y familias cae en saco roto”, dijo. Según Cagigal, este enfoque colaborativo permite que los niños se sientan vistos y valorados, fortaleciendo su sentido de identidad y bienestar emocional. Su intervención buscó además dar luz a la importancia del autocuidado de los profesores, quienes desempeñan un papel esencial en la educación, a menudo sin ver los frutos de su labor inmediata. En conjunto, esta ponencia ofreció una visión integral sobre cómo el acompañamiento en la educación desde la familia y la escuela puede hacer una diferencia positiva y duradera en la vida de los jóvenes.

La visión de futuro sobre la educación la dio Belén Blanco quien destacó la educación católica como un medio transformador y una misión de profundo compromiso. A través de la historia de Pedro, un niño de Brasil que busca superar su entorno desfavorable a través de la educación, Blanco enfatizó la responsabilidad de las escuelas católicas para ofrecer una formación integral, basada en valores sólidos y en el encuentro humano.

Subrayó que, en un mundo de constante cambio y desafíos, es crucial para las instituciones educativas no caer en adaptaciones superficiales, sino construir un presente fundamentado en principios sólidos. Asimismo, hizo hincapié en la importancia de las relaciones humanas dentro de la educación, promoviendo un modelo en el que el encuentro y la calidez en las relaciones sean el centro del proceso formativo. Concluyó invitando a los educadores a mantener una «esperanza activa» en su labor, para que las escuelas católicas sigan siendo espacios de encuentro, aprendizaje y comunidad.

Humor y música con “repercusión”

Además de las ponencias, los asistentes pudieron disfrutar por la mañana en un original concurso, “Estar Guars”, diseñado y presentado por Javier Poveda, miembro de Escuelas Católicas, en el que participaron representantes del Colegio Santísima Trinidad de Córdoba, del Colegio Saldaña de Burgos y del Equipo de Gestión de Fundación Vedruna Educación, así como disfrutar de un cierre de jornada animado con el espectáculo de percusión y humor del grupo Toompak.

Toda la información del Congreso está disponible en la web del Congreso y en las redes sociales con el hashtag #SerEstarEducar. Además, se pueden descargar las fotografías en nuestra cuenta de Flickr.

Sobre Escuelas Católicas

Escuelas Católicas (EC) es la marca de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza-Titulares de Centros Católicos (FERE-CECA) y de Educación y Gestión (EyG). FERE-CECA asocia desde 1957 a los titulares de los centros educativos y EyG los representa en su vertiente empresarial desde 1989. Actualmente integra a 1.959 centros educativos católicos, la mayoría con algún nivel concertado. Gran parte de ellos son centros integrados, es decir, que cuentan con más de una etapa. Si separamos por niveles educativos hablaríamos de 1.747 centros de Educación Infantil, 1.689 de Educación Primaria, 1.633 de Educación Secundaria (ESO o FP Básica) y 776 centros de Bachillerato o FP de Grado Medio o Superior, es decir, de 5.845 entidades pedagógicas. En ellos se educan 1.206.294 alumnos y hay 104.965 trabajadores, de los que 85.592 son docentes. Escuelas Católicas supone el 15% del total del sistema educativo y el 57% de la enseñanza privada concertada, lo que la convierte en la organización más representativa de este sector.